24 ene 2012







A veces el invierno merece la pena por una tarde afilada, o por una frase hermosa que meter en la cama. Todo lo que sucede, tiene una intención, tú y yo, mañana, tarde y noche...
Extraña ciudad ésta, que llueve tu perfume y viste de melancolía los semáforos. Muda, como los faros, que creen tu ausencia en esa dirección.

El miedo es una rueda deshinchada, un almacén de sábados usados, y en cada indecisión del pie, eliges el camino que te venza el sueño. La vida es una carta.


Apareciste de la forma menos original y en el preciso instante en el que mis ojos te encontraron, quise morirme de la verguenza. De ipso facto me reí, debía pensar que ese simple acto me haría pasar desapercibida, que ilusa, eso sólo les funciona a los niños.
































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